Inicio, desarrollo
y cierre de procesos terapéuticos (tercera parte)
Consorcio Relacional y
Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa Ph.D. y
Maritza Crespo Balderrama MSc. (marzo,
2019)
“Este es el motivo por el cual
valoro esta breve frase: “No sé”. Es breve, pero vuela sobre
poderosas alas.” (Wislawa Szymborska)
En esta tercera, y última parte,
queremos incluir breves ejemplos sobre la pregunta desde la tentatividad y el
diálogo sostenido en el “no saber”; en un proceso democratizador, sin el poder
jerárquico de expertos dueños de verdades y esencias.
Partamos diciendo que la tentatividad
implica no sostener la sesión terapéutica en la certeza, detentada por los
terapeutas (nosotros, además, trabajamos en coterapia) y el conocimiento
teórico de cómo hacer. Ser tentativos es, fundamentalmente, darle respeto,
valor, importancia y credibilidad a la palabra, vivencia y experiencia de quien
viene a nuestra consulta, como único conocedor o conocedora de sus “verdades y
realidades”.
En ese contexto, toda pregunta, toda
palabra, toda opinión que hacemos es, justamente eso, solamente una opinión que
busca, entre otras cosas, promover y legitimar la opinión, la palabra y la
pregunta del otro, sobre su propia vida y su contexto.
Terapeuta MCB: Me pregunto si a
partir de lo que acabas de contar, ¿parecería que estás buscando algo, es eso
lo que quieres expresar?
María: No sé si estoy buscando algo,
lo que quisiera es que pudiéramos encontrar el espacio para hablar de lo
importante para nosotros como pareja.
Terapeuta MCB: No sé si comprendo, me
lo puedes explicar: ¿Qué significa esto que dices María, qué es lo importante?
María: Solo hablamos de lo que es
urgente en cuanto a la familia. De
nuestras cosas no. Solo aquí él dice
algo y cuando yo he querido hablar no parece que me entiende.
Terapeuta MCB: Juan ¿Qué estabas
pensando, qué diálogos internos tenías, mientras escuchabas a María?
Juan: Sí tiene razón, no tenemos
tiempo, los dos llegamos cansados a estar con los hijos, pero si quiere hablar
podría decirme ella algo.
Terapeuta DTF: ¿Podría, Juan, tal vez,
decirnos: si usted también está en un proceso de búsqueda, y si fuese así que
es lo importante para usted buscar y cómo se conectaría con la relación de
ustedes?
Ver, cada ocasión, cada terapia con
cada consultante, como oportunidad para poner en juego preguntas hechas desde
esta posición de tentatividad y “no saber”, promueve, con entusiasmo, una
manera de conversar abierta a buscar otras perspectivas para comprender las
acciones que los consultantes desarrollan en sus contextos de pareja y
familiares. Esta postura de no saber, requiere que se suspendan los discursos
profesionales y personales dominantes para poder abandonar estereotipos
prematuros. Hemos elegido confiar en el proceso en lugar de pretender
controlarlo, optando por el conversar desde la curiosidad, con una sensibilidad
relacional, conectándonos para poder acompañarlos en un viaje que nos lleva a
horizontes impensados, nuevos. Y es un
viaje en el que hemos estado siempre en movimiento, nunca hemos llegado a un
final. También por esto ha sido un viaje transformador.
La humildad conceptual, que reconoce
y acepta no únicamente el “no saber” propio, la profunda ignorancia que nos
acompaña, e incluyen la validación y la valoración positiva de las preguntas de
los otros, sus dudas y sus alternativas, lleva a la humildad práctica para
acompañar estos diálogos sobre recursos propios (la humildad se nutre de
curiosidad genuina).
Terapeuta DTF: María, si usted
describiese el tipo de relación que le gustaría vivir con Juan ¿Cómo sería; en
que se diferenciaría de la que tienen ahora?
María: Una relación en la que
pudiéramos recuperar el encuentro que teníamos juntos antes de que todo
pasara. Cuando podíamos hablar y yo
sentía que me escuchaba y que eso le importaba.
Terapeuta MCB: Puede parecer raro que
pregunte esto, sin embargo me da curiosidad para comprender: ¿Qué hacías
distinto cuando pasaba esto que cuentas?, ¿cómo eras tú entonces?
Veamos un breve intercambio con Juan:
Terapeuta DTF: Juan, escuchándolo, me
viene a la mente, que da la impresión que usted siente que no se valora lo que
hace o sus intenciones: ¿es así?, ¿qué es lo que usted esperaría, qué le
gustaría escuchar de María o que haga ella?
Juan: Exactamente. No me siento
valorado, siempre hay un pero, nunca es suficiente, todo son quejas y
reclamos. Quisiera que ella pudiera
reconocer algo de lo que hago de positivo.
Y, también que disfrute y deje disfrutar de lo bueno que tenemos.
Terapeuta MCB: Juan, ¿Es así? Debe
ser difícil entonces, para ti, poder conversar con tu pareja. Si pudieras
ubicar tres cosas que quisieras que escuche María, sobre ti, ¿Cuáles serían?
El construccionismo social, es una
postura que contextualiza la forma de practicar la terapia, de
interrelacionarse en los diferentes contextos sociales. Se podría tomar el
riesgo de decir que casi todos los modelos de psicoterapia son un recurso
válido para el terapeuta socioconstruccionista, a condición que se los conciba
como un conjunto de metáforas y orientaciones tentativas, limitadas histórica y
culturalmente, y no como una ciencia acabada que impone conceptos y una sola
forma "correcta" de intervención. Una perspectiva construccionista
social para la práctica de la terapia, significa una postura en la cual la
realidad, en cualquiera de los sentidos complejos que le dan los seres humanos,
nunca se encuentra ahí afuera de un modo inmutable, independiente de nuestras
formas de conocerla.
Dora Fried Schnitman sostiene:
Para el terapeuta la pregunta es cómo construir alternativas en situaciones aparentemente cerradas (cómo promover soluciones creativas que construyen nuevas realidades). Y: El desafío es la creación de lo que no existe aún, más allá de las posibilidades disponibles, a través de la generación de un diálogo -interno y externo- transformador.
(Ver “Diplomado en
perspectiva y práctica profesional generativa”- http://www.fundacioninterfas.org/capacitacion/?p=3295):
Lo hacemos con los Diálogos Apreciativos que son la búsqueda cocreativa del potencial, de lo mejor de las personas, los equipos, las organizaciones y los sistemas en los que se encuentran. Es una conversación reflexiva. A través de preguntas significativas, se narra las experiencias exitosas del pasado; se relatan las historias positivas del presente; se cuentan las posibilidades que se desean construir conjuntamente para el futuro. El proceso necesita participación, democracia, buen humor, flexibilidad (y están presentes los sueños de cada uno), valorando lo que sí funciona, e imaginando lo que podría ser. Preguntándonos: ¿Qué aportamos de distinto en este contexto local? En este proceso relacional: “promovamos creatividad, participación, reconocimiento, aprendizaje, reflexión e innovación”. Una manera de vivir juntos en el mundo, conscientes de que no podemos ser sino a través del diálogo.
Hay la necesidad de una dimensión
ética y política responsable: asumir una postura crítica con respecto al statu quo existente; a las construcciones
culturales opresivas; a una sociedad que busca homologar y silenciar las
diferencias, una sociedad cruel e injusta. No podemos encubrir el hecho que en
el mundo “psi”, cada vez hay más y más comerciantes cínicos y explotadores abusivos y carentes de ética, cuyo único interés es sacar dinero de sus consultantes,
manipularlos, crear dependencia, enseñarles a vivir siguiendo su recetario de lugares comunes estandarizados.. La terapia
no está para hacer “el trabajo sucio” del Estado y las instituciones (la
familia, la iglesia, la educación, la policía) y darles coartadas ideológicas;
no está para imponer el conformismo social y justificar a quienes mantienen un
poder jerárquico abusivo; ni para anestesiar y tener como zombies a los
“problemáticos”; ni para impedir poner palabras al dolor; ni para censurar el
deseo de libertad; ni para contribuir al control social, ni a domesticar o
“normalizar” o mantener en una posición de subalternidad a los distintos, a los inteligentes y los
rebeldes.
Es claro: sin pensamiento crítico,
sin justicia social, sin que se genere equidad y dignidad, sin transformaciones
sociales para la construcción del bienestar común, es más de lo mismo. Podría
ser útil que como terapeutas nos preguntemos y respondamos con honestidad: ¿A
qué es lo que más miedo le tenemos? ¿Cuáles son los recursos y fortalezas que
reconocemos en nosotros? ¿Tenemos vida propia y satisfactoria fuera del
trabajo?
- Trata cada relación como si fuera única
- Asume la responsabilidad de invitar relaciones colaborativas (contexto) y conversaciones dialógicas (proceso)
- Esto le permite al consultante ser el centro de atención
- Ofrece preguntas, opiniones, percepciones y sugerencias como una forma de participar en la conversación y de manera tentativa
- Evita asumir o entender demasiado rápido, mantén la postura de un aprendiz curioso
- Mantén una conversación dialógica contigo mismo como un primer paso hacia el diálogo
- Mantén la indagación dentro de los parámetros de la agenda del consultante
- Ofrece simultáneamente ideas múltiples y contradictorias
- Utiliza un lenguaje coherente
- Piensa, escucha y habla de manera responsiva, asertiva
Fragmento de una sesión de cierre del
proceso de terapia:
Terapeuta MCB: ¿Pueden pensar un
momento de aprendizaje, una reflexión distinta, que se van a llevar de este
proceso que ahora concluimos?
María: Cuando me di cuenta de que soy
corresponsable de lo que sucede en mi relación con Juan. Me llevo la pregunta
que nos hicieron: ¿Qué podríamos hacer de distinto, cada uno, para construir la
relación de pareja que nos gustaría tener?
Juan: El darme cuenta, reflexionando
entre los cuatro, de los mandatos culturales que tenemos. Aprender a
diferenciar lo que nos oprime culturalmente y nos roba la vida que queremos.
Terapeuta MCB: ¿Para qué te está
siendo útil esta conversación que estamos haciendo?
Juan: Para confirmar lo que hemos
logrado con María, para mantenerlo.
María: Me ayuda a recuperar la
confianza y la esperanza en la pareja y la familia que hacemos con Juan.
Otras cuatro posibilidades de cierre
con estas preguntas abiertas:
Terapeuta DTF: 1. Me preguntaba: ¿Si
nos volviésemos a encontrar en tres años: qué sería distinto en su relación,
cómo se imaginan que será la relación entre ustedes? 2. ¿No sé si les gustaría
escuchar nuestra opinión personal de cómo los vemos a cada uno, nuestra
percepción sobre las fortalezas de cada uno de ustedes y de su relación y sus
contextos relacionales? (Lo que les decimos, resalta sus fortalezas y recursos;
les decimos nuestros aprendizajes de sus experiencias y reflexiones)
Terapeuta MCB: 3. ¿Qué no sirvió, que
no ayudó de este proceso? ¿Qué les habría gustado profundizar o desarrollar
más? ¿Qué les ha aportado el diálogo con nosotros, qué les ha sido útil, qué
les ha servido de este proceso? 4. ¿Si llegasen otras personas con asuntos
parecidos a los que ustedes han traído y enfrentado aquí: qué nos sugerirían decir
y hacer, qué piensan les podrían servir y ser útil a esas personas?
Sheila McNamee (2018) sostiene:
Es producir algo en la relación que tenga sentido para todos los involucrados…La ansiedad de hacer “lo correcto”, impide que estemos radicalmente presentes en la relación y darnos cuenta de lo que realmente pasa, porque estamos demasiado preocupados en hacerlo “bien”…Construir, como terapeutas, una relación que sea significativa para el consultante y que le aporte para encontrar y construir otras relaciones significativas…Deberíamos ser capaces de actuar de la misma manera en la responsabilidad profesional que en nuestra vida completa; ser capaces de comprometernos y de invertir tiempo en las relaciones…Dejar de pensar en aquello que no se puede hacer y comenzar a pensar en lo que sí se puede hacer…No engancharse en lo que no se puede, sino mirar las posibilidades y cómo crear posibilidades…Estar radicalmente presentes con nosotros para reconocer nuestros límites y estar radicalmente presentes para reconocer las posibilidades de crear espacios dialógicos donde sea posible.
Al cerrar y decir adiós, nos damos
(surge espontáneo) un abrazo de despedida con los consultantes. Hay que decir,
que cuando cerramos un proceso de terapia, podemos ir ese día (solo los dos
coterapeutas), de ser posible, a tomar un helado, una cerveza o un café; y, por
supuesto, hablamos de otros temas.
Nota: Esta serie de tres artículos,
gracias a su interés, tendrá un epílogo en quince días.