viernes, 19 de octubre de 2018


Procesos relacionales (con preguntas generadoras) distintos para terapeutas que buscan salir de sus certezas rutinarias (parte II)

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa Ph.D. y
Maritza Crespo Balderrama MSc. 
(octubre, 2018)

Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)

¿Cómo hacer, qué hacer diferente en la terapia, para no aburrir a los consultantes y a nosotros también, con las cansinas repeticiones de “más de lo mismo”? ¿Cómo logramos generar conjuntamente diálogos creativos?

Es frecuente escuchar en las sesiones de terapia, especialmente al inicio, la fatiga con la que muchos consultantes llegan y cómo expresan su escepticismo, cansancio, desgaste y desesperanza, imaginando que se encontrarán con otra convencional terapia de arqueología instrapsíquica, diagnósticos patologizantes y etiquetas psicológicas; o, también, con consejos descalificadores, sermones moralizantes y un extenso deber ser de supuesta perfección.

Como ya lo hemos mencionado en otras ocasiones, de diferentes maneras, el desafío sigue siendo cocrear un contexto horizontal, democrático, participativo e inclusivo en el que es posible cuestionar, con criterio, las formas jerárquicas de la cultura dominante, valorizando y reconociendo las necesidades humanas de los participantes, antes que los objetivos burocráticos estandarizados.

Las prácticas, se pueden ver y entender de distintas maneras, se las puede asimilar y dar nuevos significados en las relaciones con los otros. Lo significativo es contextualizar las acciones para hacer posible la comprensión de las necesidades de las familias, comunidades y de los profesionales y la coconstrucción de alternativas para solucionarlas. Alternativas que se coordinan en un proceso conjunto entre todos los participantes.

Para organizar la conversación podríamos hacer estas 3 preguntas iniciales:

  • ¿Cuál es el contexto del diálogo? 
  • ¿Quiénes somos nosotros en este diálogo? 
  • ¿Cuál es el proyecto que podemos y queremos compartir?


¿Cómo es la secuencia del proceso? (basado en Dora Fried Schnitman, 2017):

Construir una base para que el/los consultante/s se comprometa/n. Los mejores resultados surgen cuando existe una relación, un vínculo sólido basado en la confianza y seguridad entre la familia y el operador.

Apoyar a que el/los consultante/s imagine/n qué dirección prefiere/n darle a su vida. Nuestro trabajo con el consultante puede realzarse significativamente cuando se organiza alrededor de una visión de las posibilidades. El desarrollo de una visión proactiva se convierte en un proceso que despierta la esperanza en un futuro mejor.

Apoyar al/los consultante/s a identificar elementos que restringen y/o sostienen la dirección que prefiere/n darle a su vida. A medida que van emergiendo estos elementos que restringen y sostienen, empezamos a verlos como entidades externalizadas y a la gente como formando parte de una relación con ellos que está en constante devenir y es modificable.

Apoyar al consultante a cambiar su relación con elementos que restringen y/o a realzar la relación con los que sostienen, para así poder “asumir” la vida que prefiere vivir.

Apoyar al consultante a desarrollar comunidades que apoyen la puesta en acción de la vida que prefiere vivir. Así, el trabajo puede centrarse en ayudar al consultante a identificar, utilizar y sostener esta comunidad de aliados para darle continuidad a las transformaciones.

El Proceso Colaborativo (basado en Harlene Anderson, 2017): 

Parte de los valores y principios que caracterizan a estos servicios centrados en las fortalezas y recursos de la familia:

  • Tener curiosidad cultural y honrar la sabiduría de la familia;
  • Creer en posibilidades y centrarse en los recursos de la familia para salir adelante, contribuyendo a movilizar su resiliencia;
  • Desarrollar un trabajo conjunto y adaptar el servicio-proceso a las familias;
  • Activar prácticas de empoderamiento y tomar responsabilidad por nuestro trabajo con las familias.

Es importante sostener una reflexión (poner en conversación) que es capaz de interpelar las certezas teóricas y prácticas de los terapeutas, que tienden a homogenizar y son funcionales al control social, el conformismo imperante y la domesticación de las subjetividades. Que este cuestionamiento (este continuo interrogarse y discernir) genere sentidos nuevos para este encuentro dialógico distinto con un propósito transformador.

viernes, 5 de octubre de 2018


Procesos relacionales (con preguntas generadoras) distintos para terapeutas que buscan salir de sus certezas rutinarias (parte I)

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa PhD.y
Maritza Crespo Balderrama MSc (octubre, 2018)
Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)




Los encuentros de formación o capacitación con profesionales de la psicoterapia en ciertos contextos de la sociedad ecuatoriana muestran situaciones complejas, contradictorias y paradojales, que proponemos discutir, en esta primera parte, para buscar alternativas que favorezcan a las personas con las que trabajan. Por ejemplo:

a) son profesionales, que aunque suelen consideran que el resto de personas “debería” acudir a alguna terapia, ellos mismos no lo hacen; no demuestran interés en hacer procesos terapéuticos constantes, como necesaria forma de autocuidado y de ética profesional; 
b) tampoco buscan espacios de supervisión o intervisión clínica; el poder contar con un lugar para dialogar sobre el ser del terapeuta: ¿qué está pasando con el asesor, facilitador, orientador, trabajador social, terapeuta y equipo en cada proceso e historia?; 
c) muchos trabajan en plan de solitarios “salvadores”; no buscan propiciar la construcción de redes de apoyo -para sí mismos- familiares, profesionales, institucionales; 
d) no están interesados ni curiosos por actualizarse profesionalmente: se estancan en los dogmas modernistas aprendidos y desde allí, en plan omnipotente, quieren enseñar a vivir a los demás. Se anclan en recetarios y en un “deber ser” opresivo y nada útil. Temen y denostan las reflexiones críticas y autocríticas sobre sus propias certezas teóricas y prácticas, mirándolas como un ataque personal, que amenaza su identidad.

El resultado de estas maneras de llevar su práctica profesional es, con frecuencia, el que muchos se “queman”, se fabrican una cómoda coraza de cinismo o indiferencia para seguir con sus desgastantes rutinas, hechas de respuestas estereotipadas, lugares comunes y prejuicios encubiertos en una ideología psicológica positivista. Tienen todas las respuestas -del experto- a una complejidad que no comprenden ni respetan.

Para dar inicio a un procedo diferente y continuo, de diálogos conversacionales transformadores, para comprometernos conjuntamente, en la generación de un contexto de bienestar humano y profesional, real y consistente, puede ser útil moverse de ese estado de comodidad, más interesado en mantener poder y privilegios, que en generar procesos dialógicos transformadores (que es otra manera de entender la psicoterapia).

Las opciones podrían ser, el comenzar a invitarlos a participar, aportando de forma significativa, con sus conocimientos, experiencias, reflexiones, para cambiar su cosmovisión y coconstruir (con los consultantes, colegas, redes) y generar un nuevo espacio de encuentros, que sea enriquecedor relacionalmente, en lo personal, familiar, laboral, y humano.

Como una invitación sincera y abierta, para comprometernos conjuntamente, de forma consciente y responsable en un nuevo estilo de relacionarnos en el trabajo, para dar lo mejor de cada uno, y aprender, sin prejuicios, de lo mejor de los demás. Para aprender a conversar con la pregunta, aprender a escuchar profundo, con genuino interés humano, sin interrumpir; les invitamos a preguntar para comprender y ofrecer un espacio de reflexión significativo, para la expresión libre y abierta de las múltiples voces presentes en cada encuentro.

Preguntas Generadoras del Proceso
¿Para qué estamos aquí? ¿Estoy aquí, por…? Interesa saber la razón particular por la que cada uno está aquí.

¿Qué tendría que pasar para que cuando termine esto, te sientas satisfecho/a?

¿Cómo puedes aportar, de forma significativa, para que lo que suceda aquí, sea lo que esperas, y lo que te gustaría?
¿Cómo proponer un lenguaje con el que invitamos al otro a sentirse involucrado?

¿Cómo invitamos a una persona a entablar una relación?

¿Cómo comenzar esta conversación para construir algo significativo?

¿Cómo miramos, escuchamos, y respondemos?

¿Qué diálogos internos estabas teniendo mientras me escuchabas?

¿Puedes pensar un momento de aprendizaje, una reflexión distinta, que te vas a llevar de este encuentro?
De nuestras preguntas iniciales: ¿siguen allí; se han transformado; hay algo que quieres retomar?

¿Cómo ven una comunidad en la que todos nos sentimos comprendidos e incluidos?

Reflexión sobre lo vivido: ¿Qué te llevas de útil de aquí?


Partimos de la confianza en que existen recursos propios, valiosos y respetables en todos los integrantes de la conversación. Confiamos, en que el trabajo puede ser una experiencia que tenga sentido y que amplié, con creatividad, imaginación y generosidad, el sentido de nuestras propias vidas.

Es dar la bienvenida a este nuevo desafío, para comprometernos y crecer conjuntamente, transformarnos positivamente, reconociendo y valorando nuestras fortalezas, y abriendo las posibilidades a todo lo que necesita ser distinto, para disfrutar con pasión, creatividad, inteligencia y ética relacional, de lo que hacemos conjuntamente con los otros, se llame terapia o vida compartida.