viernes, 28 de diciembre de 2018


Paseos estéticos entre posibilidades y perspectivas con el diálogo

Consorcio Relacional y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa Ph.D. y
Maritza Crespo Balderrama MSc.  (diciembre, 2018)

Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)

Cuando paseamos por los conceptos nos encontramos con relaciones y conexiones complejas; mejor aun si provienen de la literatura, la filosofía y la psicoterapia. Pensar y reflexionar distinto es invitar cada vez a un diálogo, como si fuese la primera vez, a preguntar, cuestionar e interpelar críticamente las verdades establecidas, los sentidos convencionales, estereotipos, lugares comunes y prejuicios. Es acercarse a la estética, al arte; un tema de creatividad, imaginación.

Por ejemplo, para comprender la integridad intelectual, nos parece pertinente mencionar al escritor ecuatoriano Leonardo Valencia, que cita a Giorgio Manganelli (1976): “El lenguaje didáctico, orientado a personas que quieren aprender nociones que ignoran, tiende a limitar la gama de los significados y a eliminar los matices, aquel misterioso halo que circunda la palabra”. (El Universo, 11 de diciembre, 2018).

Veamos, otra entrada, que puede significar la diferencia entre “el ser y la nada”, ahora con Goethe: “Trata a un ser humano como es, y seguirá siendo lo que es. Sin embargo, trátalo como puede llegar a ser y se convertirá en lo que está llamado a ser”. En contextos culturales, sociales y relacionales proclives a la descalificación, la zafiedad y lo abyecto, con actitudes reactivas, autovictimizaciones, pusilanimidad y vulgaridad de moda, puede ser esa mirada apreciativa, la que construya la diferencia que genera futuros impensados, que los crea, con gozo.

O, como nos recuerda el mejor escritor (para nosotros) -lean “Corazón tan blanco”- contemporáneo en lengua española, Javier Marías: “…como venía a señalar Savater en el Capitán Trueno, también nos dio unas cuantas lecciones de ética práctica, aunque muchos de nuestra generación las hayan desaprendido: no se deben dejar pasar las mentiras ni las injusticias ni los abusos ni las opresiones; la amistad debe tenerse en mucho y jamás puede traicionarse; no hay que ensañarse, ni con los malvados, con los cuales cabe ser clemente si se logra derrotarlos; al enemigo hay que ofrecerle salida cuando depone las armas y ya no encierra peligro; y no hay que desesperar, porque siempre habrá una nueva viñeta, salvadora, después de la palabra mágica, “Continuará”, promesa de la felicidad venidera.” (La Zona Fantasma. 9 de abril de 2006)

Reflexionemos con la posición del poeta ecuatoriano Iván Carvajal -lo citamos in extenso por el valor y trascendencia de su aporte-, quien en su artículo “La crítica y la ética” (Diario El Comercio, 1 de enero del 2000) sostiene: “La filosofía es por esencia problemática. Lo que busca del lector es realmente el cuestionamiento de su mundo. La filosofía no consuela. Lo mejor de ella es su fuerza desconstructiva, demoledora…La filosofía es un pensar crítico, una actitud escéptica: la puesta en cuestión de los saberes, de las verdades consagradas…Nietzsche advertía que la filosofía sólo sirve para entristecer y para denunciar las bajas formas de pensar…Las condiciones del trabajo y, más ampliamente, de la vida cotidiana  -la totalidad del ámbito de reproducción de la vida humana- no son razonables ni libres ni justas…Los mecanismos de dominación pueden ser represivos -ejemplos sobran todos los días- o encubiertos, a través de la masificación de los sujetos. La barbarie, bajo múltiples formas de violencia y estupidez, domina la vida. La corrupción y la doble moral dominan la política y la economía…La filosofía se revela necesaria para demostrar los dispositivos de algunos grandes prejuicios, de los fundamentalismos nacionalistas, religiosos o políticos, del cinismo de los campeones del “libre mercado” en el capitalismo tardío y global. Pero también de prejuicios más sutiles: ciertas formas de poder pastoral que día a día instituyen lo moral y lo inmoral, los límites entre el Bien y el Mal, lo “políticamente correcto”… Es necesario cuestionar el relativismo, esa forma perezosa de conformismo dominante, exigiendo criterios razonables para las posiciones asumidas. Cabe destacar la emergencia de formas de acción destinadas a cambiar la vida pública y privada: el profundo cambio social y cultural operado por las mujeres: los movimientos ecologistas, de derechos civiles... La filosofía es necesaria como conducta destinada a establecer una relación razonable con lo diferente: otras culturas, el otro género, otras creencias, la Naturaleza. Para insistir en nuestra posibilidad de metamorfosis... La filosofía es necesaria, aquí y ahora, como actitud crítica frente a las formas de la estupidez más peligrosas para la vida.”

En este blog, hemos ido proponiendo con constancia y de manera consistente, que lo que importa comprender y sostener, no es solamente acerca de los problemas que nos atañen u oprimen, cuanto y como de los recursos y fortalezas que tenemos y contribuimos a movilizar. La pregunta constante, que necesitamos reconocer y entender, además de dar, nuevamente, cada vez otras y nuevas respuestas tentativas, es: ¿qué queremos hacer, y para qué, conjuntamente; distinto?

La necesidad de abrir espacios de diálogo y reflexión en la sociedad ecuatoriana nos permitirá contribuir a generar una vida pública comprometida con el bienestar de todos. Se trata de fomentar la consolidación de una cultura democrática basada en la práctica permanente, consistente y genuina de un diálogo abierto. El diálogo significa abrirse a escuchar a los demás para juntos, comenzar a pensar desde un lugar distinto, cómo coconstruir responsablemente las condiciones que hagan viable el bienestar social. Es un ejercicio colectivo de imaginación y creatividad para resolver conjuntamente los temas importantes de la convivencia ciudadana en un contexto de respeto, reflexión crítica y aportes significativos.

Es conversar sobre lo significativo para generar posibilidades de futuros innovadores. Conversar sin competir por quién gana, aceptando la polifonía social, respetando el disenso y legitimando el derecho a la diversidad y las diferencias; en un contexto así, florecen la creatividad, las coordinaciones sociales, y las innovación productiva. Al conversar reflexivamente se rompe el aislamiento, los prejuicios y el rechazo social, en el diálogo se está con los otros, se crean vínculos relacionales significativos con los otros, se construye algo conjunto que antes no existía para crear nuevas realidades sociales y soluciones generativas a los conflictos existentes. El desafío es crear condiciones para la transformación.

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