UNA BREVE CONVERSACIÓN
CON HARLENE ANDERSON
Consorcio Relacional y
Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Dr. Diego
Tapia Figueroa y
MSc.
Maritza Crespo Balderrama (junio, 2018)
“Todo lo que
hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne (trad. en 2007, p.588)
Este 2 de junio tendremos en Quito el encuentro con Harlene
Anderson. Deseamos compartir con nuestros lectores esta breve conversación con
ella. Se dio el 2017, y responde a estas tres interrogantes propuestas
(preguntas también contestadas generosamente por otros terapeutas
construccionistas, como Sheila McNamee, Marilene Grandesso, Carla
Guanaes-Lorenzi, Mónica Sesma, Josep Segui, Dora Fried Schnitman, Sylvia
London, etc.).
1) Si las prácticas posmodernas (socio
construccionismo y prácticas colaborativas y dialógicas-generativas) contribuyen
al bienestar de la humanidad, ¿qué se transformaría, qué sería distinto?
H.A. La pregunta es importante, invita a
la reflexión sobre lo valioso de la perspectiva dialógica-colaborativa y la
responsabilidad de quienes basan sus prácticas en esta perspectiva. Me hace pensar en la importancia de la
consideración de los profesionales hacia ellos mismos y hacia las personas con
las que trabajamos como seres humanos.
Esta perspectiva suele perderse cuando las personas son consideradas
como miembros de grupos y sus complejas situaciones son tenidas por
comunes. Es la singularidad y diferencia
de cada persona, y de sus situaciones vitales, lo que provee de recursos ricos
para poder ser capaces de ayudarlos a sobrellevar sus vidas hacia el futuro que
ellos quieren.
2) ¿Si pudieses elegir 3 aportes de
personas importantes y significativos del campo socio construccionista y de las
prácticas colaborativas y dialógicas, cuáles serían y por qué razones?
H.A. Pienso que la inspiración de John
Shotter es fundamental. Él estudió el trabajo de pensadores críticos históricos
y significativos como Bajtín, Merleau-Ponty y Wittgenstein y el trabajo de
nuevos aportes, con la intención de llamar nuestra atención hacia nuestra
humanidad y la de los otros, especialmente como seres dialogales y dialogantes
en la vida cotidiana. Esto también
enfatiza la importancia de estar abiertos a la "otredad del otro",
considerando cuidadosamente como nosotros “respondemos con nuestras respuestas”
a los demás, y la noción de conexión y su énfasis en estar con, hablar con,
pensar con y responder con los otros más que a , por o sobre los otros. La
contribución de Kenneth Gergen es, también, muy significativa, especialmente su
énfasis en que lo humano es "el ser relacional". Pienso que esas
ideas invitan al respeto, autenticidad y cuidado, son ideas políticas. Y en el ámbito sudamericano yo quiero incluir
al educador brasileño Paulo Freire quien influenció el mejoramiento de la
educación.
3. ¿En una cultura local (como la de la
sociedad ecuatoriana, donde estas perspectivas prácticas y reflexivas son
desconocidas): qué hacer, cuál podría ser desde tu experiencia, el proceso con
las personas para crear un contexto relacional que permita el desarrollo de
esta nueva manera de ser con los demás?
H.A. Lo que encuentro recursivo en estas
ideas y prácticas es que no hay pasos, recetas o fórmulas que seguir, pero la
filosofía que ellas sugieren sirven como guía en el camino de ser y devenir en
los distintos ámbitos de nuestra vida.
Esto incluye la forma en la que nosotros pensamos sobre nosotros mismos,
las personas con las que trabajamos, qué hacemos juntos y el camino de nuestro
mundo. Lo que es necesario o crítico
para la práctica es siempre tener en mente la importancia del respeto por la
otra persona; estar abierto a sus diferencias, tener conciencia de su
conocimiento local e invitarlo y usarlo; tener cuidadosa atención sobre cómo
les respondes y cómo ellos te responden, estar prevenido de prejuicios e
interpretaciones que traes a tu trabajo y les impones. En mi experiencia esta humildad es
fundamental, es tener un rol en la creación y promoción de las culturas locales
y sociedades que valoran más a cada ciudadano y su potencial para generar
bienestar a todos.
La reflexión significativa de Harlene Anderson, en el espacio
de supervisión clínica que desarrolló en el Instituto de Verano (ISI 2013) en
México, hizo énfasis en que, entre las palabras más importantes que valoraba en
este trabajo están estas dos: creatividad e imaginación (se suman
a las preferidas por los socioconstruccionistas: curiosidad, respeto, lenguaje,
diálogo, relacional, construcción, proceso, responsividad, significado, contexto,
conexión, complejidad, incertidumbre,
reflexión, generativo, crítica, responsabilidad y ética relacional, pragmático, diferencia, posibilidades,
poético, transformación, futuro).
“Vivimos, organizamos y damos sentido a nuestra vida a través
de narrativas construidas socialmente.
Nuestras historias no se forman aisladas, sino que son
relacionales. Los significados e
interpretaciones que adscribimos a los acontecimientos y experiencias de
nuestras vidas -incluida nuestra propia identidad personal- son creados,
experimentados y compartidos por individuos que se hallan en relación y diálogo
entre sí” (Anderson, 2013. p. 61).
El énfasis en la construcción relacional de las narraciones y
de los significados, a través de diálogos creativos con visiones renovadas,
sobre las experiencias contribuyen tanto al desarrollo de aprendizajes
colaborativos cuanto a las responsabilidades conjuntas en la co-creación de lo
diferente. Estamos constituidos por las historias que creamos; no sólo las
nuestras, sino las de nuestros padres, abuelos, compañeros, nuestra sociedad.
Se trata, entonces, de extender o transformar estas historias para ampliar los
mundos posibles que pueden habitar. La terapia se entiende como una continua
colaboración en la construcción y reconstrucción de significado, es una
relación íntima -temporal-, un proceso iniciado en el diálogo terapéutico que continuará
en el futuro, en los contextos relacionales y sociales de los consultantes.
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