Diálogos terapéuticos, conversaciones
reflexivas y significativas
Consorcio Relacional y
Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa Ph.D. y
Maritza Crespo Balderrama MSc.(febrero,
2019)
“Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne
(trad. en 2007, p.588)
En varios encuentros con
colegas de otras corrientes terapéuticas, así como en procesos de capacitación
que venimos desarrollando, nos suelen preguntar (en ocasiones increpar), cuál
sería la diferencia entre el tipo de conversaciones reflexivas que proponemos
desde esta postura filosófica y las conversaciones comunes y cotidianas que todos
tenemos en nuestra vida; les intriga (imaginamos) la diferencia que lleva a que
las conversaciones sean terapéuticas y no a una especie de “conversación banal
y dispersa, de autoayuda superficial, una tontería”, como un diálogo insulso de
sobremesa, o algo así.
Pensamos que experimentar esta
ansiedad profesional, es ubicarse en la perspectiva modernista, que considera
que existe un saber experto, jerárquicamente superior, que no se puede ni se
debe contaminar con la “ignorancia del sentido común de las personas”, o con su
experticia en sus propias vidas. En contraste,
de muchos consultantes hemos aprendido que han sostenido conversaciones de una
profundidad y consistencia terapéuticas admirables, con sus amigos y colegas y
con sus redes de apoyo, mucho más útiles, prácticas, significativas y
transformadoras, que con numerosos psicólogos, psiquiatras, terapeutas,
trabajadores sociales, etcétera.
En las perspectivas
tradicionales, se ubican de un lado los “salvadores profesionales” y los que
deben enseñar a vivir a los otros, los soldados disciplinados y objetivos del
control social, la normalización y legitimación del statu quo. Del otro, los pacientes a diagnosticar, los
disfuncionales, los etiquetables y necesitados de píldoras y guías
consolatorias para sus vidas locas, rotas, enfermas, rebeldes.
Desde la perspectiva
posmoderna, que los únicos expertos en sus vidas son los propios consultantes;
los terapeutas, no son especialistas en la vida de las demás personas -aunque
desde su supuesta omnipotencia (y marketing) lo pretendan y existan ingenuos
que les den crédito-. Nuestra experticia, reiteramos, está en la construcción
de una relación de confianza y seguridad, de una conexión, un vínculo con los
consultantes; en la creación de un espacio y un contexto reflexivos y
significativos de apertura, aceptación, confianza, curiosidad y respeto,
orientados por una escucha profunda, una comprensión genuina, para la libre expresión
de las múltiples voces presentes en la conversación.
Desde el construccionismo
social nos interesa la deconstrucción de las versiones que tienden a
generalizar y que responden a una versión modernista de los supuestos y presupuestos
sobre la verdad, lo científico y lo racional. Liberándonos de la metafísica
modernista, reconocemos la ausencia de verdades únicas válidas para todos, todo
el tiempo y en todas las culturas-, de dogmas a seguir o de esencias
inalterables; con un pensamiento crítico y reflexivo nos abrimos a la
diferencia y a las posibilidades.
Estamos comprometidos, en los
procesos de coterapia que realizamos, a pasar de una posición modernista de
saber “qué” a una posición construccionista del saber “cómo” en un movimiento
reflexivo. A través del diálogo, los terapeutas entablan una relación con los
consultantes que promueve una actitud de curiosidad sobre las diferencias. Nos preguntamos ¿cómo dialogar, entre todos,
para volverse relacionalmente responsables de las ideas generadas en
conjunto?
Es el diálogo lo que permite contextualizar
el significado del comprender e invita a reflexionar. ¿Cómo traer nuestros
recursos a este diálogo que tiene un propósito transformador? Seguir juntos, en un discurso respetuoso con
la alteridad, la diversidad y la multiplicidad, la polisemia; un discurso que
se compromete con el otro como forma de compartir lo significativo, desde una
curiosidad y apertura que inicie conversaciones en lugar de restringirlas, que
incluya todas las voces en nuevas conversaciones transformadoras. La
conversación colaborativa requiere compartir, confiar y participar activamente
para crear un significado.
El diálogo tiene una dimensión
pragmática, es acción en el mundo. Y es con el diálogo que podemos desarrollar
una reflexividad crítica. Diálogo que
abre el mundo al darle sentido. Los procesos de terapia, desde esta
perspectiva, son una invitación a la libertad compartida, en la que la
"verdad" se disuelve, y lo importante es el diálogo distinto sobre lo
que podemos construir juntos. El
lenguaje produce nuevas acciones, relaciones y posibilidades (invita a otras
relaciones) y nos hace ser en cada conversación con los otros. Por ello, el foco está en las consecuencias
relacionales, manteniendo una visión compleja, que abre un espacio nuevo para
las múltiples voces presentes. Y esto se
hace con el diálogo que es una manera colaborativa de construir sentido.
Preguntarnos continuamente:
¿qué es lo que importa; qué es lo valioso? Desde un pragmatismo reflexivo.
Interrogarnos: ¿Qué es lo que queremos crear y que importe a los demás, que
tenga valor para los otros? Para ello aporta además, la ética relacional: en
lugar de encerrar y limitar aquello que estamos haciendo, abrimos las
posibilidades de todo aquello que puede hacerse y que de manera conjunta
podemos construir. Porque la posición desde la que elegimos
relacionarnos está comprometida con contribuir a cuidar la dignidad y la
integridad en todas nuestras relaciones. Cuando abrimos un espacio para
la expresión de las múltiples voces, lo importante es entender cómo esta
diversidad se expresa, no solo para conocerla y respetarla, sino para
transformarnos a la vez que esas voces, al expresarse y generar acciones
prácticas, se legitiman porque inciden en sus contextos y deciden los futuros
de los mismos. Es confiar en los
recursos de las personas, en sus fortalezas, habilidades y capacidades; confiar
en los procesos y confiar en las relaciones y su potencial constructivo y
transformador.
Los "expertos" no son quienes tienen la verdad, la verdad y las respuestas estan en ellos mismos "los consultantes" y esto se logras cuando caminas por la vías del diálogo y el senir y pensar de los otros, es ahí donde puedes encontar las repuestas mismas.
ResponderBorrarEn efecto, se trata de una nueva forma de ver al profesional que trabaja con personas, una nueva forma de vernos a nosotros mismos.
BorrarGracias por su comentario y por compartir nuestros textos.