Repensar la complejidad, la incertidumbre, el
misterio; las palabras por decir, por venir; con un lenguaje de posibilidades
distintas, con amor.
Consorcio Relacional y
Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Diego Tapia Figueroa Ph.D. y
Maritza Crespo Balderrama MSc. (diciembre,
2018)
“Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de Montaigne
(trad. en 2007, p.588)
Dialogar
es dejarse tocar y conectarse de y con las palabras de los otros, encontrar
dentro de nosotros las palabras inteligentes de los demás, reflexionadas con
sensibilidad en la resonancia producida, una vez que nos abrimos (damos la
bienvenida) a ser entretejidos relacionalmente por esas palabras
transformadoras. Es responder a los diálogos para generar nuevos diálogos. Dialogamos con la pregunta, porque podemos poner todo en pregunta sobre el
sentido, para decirnos que todo puede ser distinto.
El
otro es un interlocutor, un igual, no una víctima o un enemigo; es un
interlocutor con corresponsabilidades en la cocreación de un contexto
relacional abierto a la creatividad, la libertad, la imaginación, la alegría.
Si me propongo (asumiendo un lugar propio, lo que implicará tener una voz
propia) en las relaciones desde una postura de respeto, aceptación y curiosidad
invito a que la alteridad, la otredad y la diversidad se manifiesten, ocupen su
propio lugar y sean legitimadas por el solo hecho de ser, de existir; sin
necesidad de dirigir hacia un consenso. Es el diálogo para reconocer, aceptar y
celebrar las diferencias, para crearlas, potenciarlas y generar posibilidades.
Como
lo explica Sheila McNamee, las personas son invitadas a nuevas
formas de entender las diferencias: de eso se trata el diálogo. Lo significativo es contextualizar las acciones para
hacer posible la comprensión de las necesidades de las personas y la
coconstrucción de alternativas para solucionarlas. Decidir optar por esta
filosofía socioconstruccionista como el lugar desde el que podemos elegir
relacionarnos con los demás; para ir a un encuentro (un diálogo con el otro).
Con
la confianza de sumar positivamente, para abrir un nuevo espacio de
conversación ética y política, que haga posible el que cada persona,
profesional, familia e institución, asuman la parte de responsabilidad que les
corresponde en la coconstrucción de estas nuevas ideas y propuestas; que haya
la consistencia ética necesaria para encarnar la diferencia positiva. En
palabras de Hans-Georg Gadamer: “El mundo es suelo común, no hollado por nadie
y reconocido por todos, que une a todos los que hablan entre sí. Todas las
formas de la comunidad de vida humana son formas de comunidad lingüística, más
aún, hacen lenguaje. Pues el lenguaje es por esencia el lenguaje de la
conversación. Sólo adquiere su realidad en la realización del mutuo
entendimiento.” (Gadamer, 1977, p. 535).
Estos
son procesos de construcción conjunta, con la comunidad; lo hacemos conversando
para conectarnos, comprendernos, entendernos y ser relacionalmente las personas
que nos gustaría ser con nosotros y con los otros. Como nos invita Harlene
Anderson (1999, p. 151): “El objetivo -según Gergen y McNamee- de una
exploración de la responsabilidad relacional no es cambiar a una u otra persona
defectuosa ni resolver un conflicto. Más bien se trata de ampliar el espectro
de las voces -”realidades relacionales”- que son aceptadas en la conversación.
Hacerse más responsable, y dar más cuenta de sí (…).”
Es
una danza: la dialéctica entre creatividad y libertad, una deconstrucción con
irreverencia y respeto a la vez, movilizar recursos propios inéditos con
preguntas que generen la propia relación dialógica, gracias a la confianza
entre todos los participantes involucrados.
Según
Kenneth Gergen (1996, p. 180): Los significados y la identidad nacen en un
contexto, partiendo del principio relacional; el yo crece dentro del marco de
intercambios y conversaciones en el que estamos insertos y la identidad es el
resultado de las narraciones que cada uno de nosotros escribe dentro de tales
danzas conversacionales.
Reiteramos,
el construccionismo social pone énfasis en las conversaciones, ya que a través
del lenguaje y significado, cada ser humano entra en relación con los otros,
construyendo de ésta manera su propia identidad o voz interna. Cada idea, cada
concepto nace del intercambio social mediado por el lenguaje.
Uno de los desafíos, es
enfrentar de manera responsable los
prejuicios y los pseudo compromisos -sin ética relacional- que, con mucho
cinismo, muestran la careta de las buenas causas solo para beneficiarse de un
statu quo opresivo e injusto y para mantener su poder y privilegios. Queremos
socializar estas ideas y aportar, desde este lugar, con reflexiones cuya
intención es la de estimular el desarrollo de un pensamiento local promoviendo
la creatividad para trabajar procesos transformadores significativos y
estimulando la imaginación para generar lo que no existe todavía en este
contexto, y sin embargo, es tan necesario y urgente. Decir y actuar con
templanza y disfrutar del pacer del diálogo, de la vida con los demás.
Porque
el valor está en el bienestar del proceso, reflexionando permanentemente de
manera crítica sobre nuevas formas de actuar y de ser; donde el hacer sirve
para construir futuro. Repensar y reflexionar la complejidad, la incertidumbre,
el misterio; las palabras por decir, por venir; con un lenguaje de
posibilidades distintas, con amor.
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