PRINCIPIOS
ORIENTADORES Y PREMISAS DEL CONSTRUCCIONISMO SOCIAL
Consorcio Relacional
y Socioconstruccionista del Ecuador (IRYSE)
Dr. Diego Tapia Figueroa
y
MSc. Maritza Crespo
Balderrama (julio, 2018)
“Todo lo que hago, lo hago con alegría.” Michel de
Montaigne (trad. en 2007, p.588)
Josep Seguí
(2012) traduce en su blog, los principios del socioconstruccionismo planteados
por Kenneth Gergen, que son los que guían nuestra propuesta, y los cuales se
expanden y comentamos ampliamente a continuación:
Principios del Socioconstruccionismo por Kenneth Gergen
PRINCIPIOS DEL
SOCIOCONSTRUCCIONISMO
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REFLEXIONES CONTEXTUALIZADAS
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Vivimos en mundos de significado.
Entendemos y valoramos el mundo y a nosotros mismos en formas que
emergen de nuestra historia personal y de la cultura compartida.
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Los mundos
que creamos y que construimos los son, precisamente, porque los dotamos de
sentido y de significado en la interacción social. Las comprensiones y valoraciones que
desarrollamos responden a aquello que somos y a la cultura que nos
modela. Somos seres de nuestro tiempo
y, a la vez, nuestros contextos sociales están cargados de significados
distintos que nos hablan y con los que dialogamos.
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Los mundos de significado están
íntimamente relacionados con la acción. Actuamos
principalmente en términos de lo que interpretamos como real, racional,
satisfactorio y bueno. Sin significado no valdría la pena hacer algo.
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Son las
acciones sociales las que construyen los significados de nuestros mundos y
contextos relacionales. Necesitamos
actuar guiados por una continua interpretación de aquellos que vemos como
bueno o positivo; nos guiamos por esos significados para discernir, decidir y
actuar en consecuencia.
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Los mundos de significado se
construyen dentro de las relaciones. Lo que se necesita para ser real, racional, se da a luz en
las relaciones. Sin las relaciones
habría poco significado.
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Al
entretejer relaciones surgen, se crean y se construyen los significados; es
la construcción conjunta, producto de los nexos y las conexiones. Los códigos simbólicos, aquello que se
define como importante, tienen que ver con el compromiso y la construcción
que se produce en las relaciones. Es
ahí que nos hacemos, nos entendemos y podemos encontrarnos.
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Nuevos mundos de significado son
posibles. No estamos poseídos o determinados por el
pasado. Podemos abandonar o disolver formas disfuncionales de vida, y juntos
crear alternativas.
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Es posible
salir de los determinismos, tanto de la arqueología intrapsíquica como de las
ideologías que hacen del pasado un destino opresivo, cuando es nuestra
responsabilidad generar, con los demás, alternativas distintas y estilos de
vida nuevos que respondan al tipo de persona que queremos ser y a los
contextos en los que queremos vivir.
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Para sostener lo que es valioso, o
para crear un nuevo futuro, se requiere de la participación en las relaciones.
Si se dañan o destruyen las relaciones, perdemos la capacidad de
sostener un modo de vida y de crear nuevos futuros
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Es la
participación libre y comprometida en las relaciones que se construyen en los
contextos locales, lo que genera nuevas formas de entender e interpretar la
realidad (nuevos contextos) que tienen valor, porque transforman a los
participantes y posibilitan futuros
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Cuando se entrecruzan los mundos de
significado, pueden aparecer resultados creativos.
Pueden surgir nuevas formas de relación, nuevas realidades y nuevas
posibilidades
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Es la
riqueza relacional la que posibilita la emergencia de las capacidades
creativas; y es en la diversidad de percepciones, puntos de vista,
interpretaciones que los propios significados se transforman por este diálogo
compartido, y además, surgen acciones propiamente creativas que hacen
posibles nuevas alternativas.
Cuando los
mundos de significado entran en conflicto, pueden conducir a la alienación y
la agresión, lo que perjudica las relaciones y su potencial creativo.
La no
coordinación de significados conjuntos, mutuamente aceptables, imponen la
lógica de la lucha de poder que termina por restringir y limitar, no solo las
posibilidades relacionales y su creatividad, sino la libertad de los
participantes.
A través
del cuidado creativo de las relaciones, las potencialidades destructivas del
conflicto se pueden reducir o transformar.
Cuando
estamos presentes en una relación la cuidamos de formas prácticas, porque
participamos en ella y vamos coordinando los caminos que merece transitar.
De ahí
que, cuando se presentan los conflictos inherentes a lo humano, será más
fácil desmontar su carga destructiva o transformarlos positivamente.
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Los acuerdos anteriores no
constituyen creencias. No son ni verdaderos ni falsos. Son formas de enfocar la vida que,
para muchos, constituyen una gran promesa.
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Se propone
una orientación para la práctica (pragmática reflexiva), no un recetario ni
un manual, mucho menos un dogma a seguir.
Es una invitación a reconstruir, con una ética relacional, mundos y
futuros posibles.
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Las premisas básicas del construccionismo social, son las
siguientes:
1. La realidad es una construcción social;
2. La realidad es una construcción del lenguaje;
3. Las realidades son organizadas y mantenidas;
4. La realidad está hecha por narraciones o cuentos;
5. No hay verdades básicas o esenciales.
Desde estas orientaciones aprendemos que no existe una
realidad dada, objetiva, esencial ni verdadera sino que lo que acordamos
socialmente como realidad es, precisamente, una construcción social e
histórica. Además, que aquello que hemos
convenido como realidad es tal, porque se ha construido en el lenguaje con los
otros y responde a una construcción conjunta de significados.
Estas realidades organizan los mundos sociales y contribuyen
a hacerlos funcionar; de hecho, son organizadas social y culturalmente. Son las
descripciones, relatos, narraciones y cuentos los que construyen realidad.
Los seres humanos estamos hechos de historias -las que
contamos sobre nosotros a los otros y las que los demás cuentan acerca de
nosotros-; en un entretejer narrativo y relacional que crea realidades.
Liberándonos de la metafísica modernista, reconocemos la ausencia de verdades
únicas -válidas para todos, todo el tiempo y en todas las culturas-, de dogmas
a seguir o de esencias inalterables; con un pensamiento crítico y reflexivo nos
abrimos a la diferencia y a las posibilidades.
“Hay dos
senderos posmodernos...uno lleva al paisaje de lo “ya dicho”...El otro lleva a
lo “todavía no dicho” -la novedad que ocurre en el diálogo-.” Harlene Anderson
(1999, p. 81)
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